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17-21 de Enero de 2011: Isla Navarino (El Fin del Mundo, Chile)
Al otro lado del canal, a sólo 30 minutos en barco y una hora en coche, Puerto Williams es un pequeño pueblo de casas multicolores en la costa norte de la Isla Navarino. Éste es (era?) el hogar de la tribu Yaghán. Actualmente, sólo la abuela Cristina habla el idioma. Tan sólo 50 años atrás, los Yaghán vivían tranquilamente aquí. Utilizaban aceites procedentes de los animales que cazaban y pescaban para cubrir su piel y protegerse de los elementos. Debido a su dieta, también secretaban una sustancia oleaginosa para aislarlos lo suficiente de las inclemencias meteorológicas como para andar desnudos. Se calentaban con fuego que mantenían vivo incluso mientras navegaban. Cuando los primeros navegantes llegaron a esta parte del mundo, avistaron tantas fogatas desde sus navíos que bautizaron a estos territorios como Tierra del Fuego.
El circuito de los Dientes de Navarino es una caminata de 4 o 5 días que pasa muy cerca de estos picos afilados en medio de un área natural preciosa. No malgastes tu dinero en calzado impermeable. El mallín (una especie de musgo esponjoso), la turba (mezcla de fango y hierba), la lluvia y la nieve imposibilitan mantener los pies secos. El clima puede cambiar realmente rápido aquí; Los fueguinos dicen que puedes tener las 4 estaciones en un mismo día. Durante las dos últimas jornadas se nos unen en el recorrido Dor y Yonattan, dos israelitas con los que compartimos pies congelados y té caliente. Si el clima lo permite, las vistas a lo largo de la ruta son espectaculares. Innumerables lagos glaciares cristalinos, picos nevados, bosques frondosos, prados verdes y el Canal de Beagle al fondo. ¡Aviso! Las subidas son brutales. Parece que los chilenos no saben cuán útiles pueden ser los zig-zags..
El último día en la isla visitamos el museo Martín Gusinde, dedicado a la tribu Yaghán y a la historia reciente de Navarino; merece la pena ser visitado.
Si quieres experimentar la noche loca de Puerto Williams, pásate por el Micalvi, un barco varado en el puerto, ahora transformado en bar. Tómate un pisco sour mientras charlas con los marineros de la Armada de la base naval en la isla o con los coleccionistas de viajes en rumbo al Cabo de Hornos.
