• Cuaderno de ruta
• Las Estrellas de la Carretera
Álbum de fotos:
• P. N. El Leoncito
Alojamiento:
• Hostal San Juan
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• Ruta GPS y waypoints
En esta etapa recorremos los áridos valles del Oeste de la provincia de San Juan para visitar el Parque Nacional El Leoncito y sus observatorios astronómicos. Después seguiremos hasta la ciudad de San Juan, capital de la provincia.
Índice de esta etapa:
26 de Mayo de 2011: De Uspallata a la frontera con la provincia de San Juan (Perfil)
27 de Mayo de 2011: De la frontera con la provincia de San Juan al P. N. El Leoncito (Perfil)
28 de Mayo de 2011: Del P. N. El Leoncito a Calingasta (Perfil)
29 de Mayo de 2011: De Calingasta a la RN149 (Perfil)
30 de Mayo de 2011: De la RN149 a San Juan (Perfil)
Del 26 al 30 de Mayo de 2011
Saliendo de Uspallata, nos lleva un par de días llegar hasta el Parque Nacional el Leoncito. El recorrido hasta el parque no tiene excesivo interés, salvo las vistas de la cordillera. A la salida de Uspallata hay unos hornos que los indígenas usaban para fundir los metales de las minas cercanas, pero están cerrados sin motivo aparente y no podemos visitarlos. A unos kilómetros del pueblo hay una comunidad indígena, pero el sitio está en un estado muy abandonado y pasamos de largo.
Esta zona sigue siendo muy árida y aunque las vistas de la cordillera son bonitas, a la velocidad a la que uno puede ir en bici acaban perdiendo interés. En medio de esta sequedad, la pista que sube hasta el parque sigue el curso de un río que inexplicablemente lleva agua. Desde un mirador de la pista se aprecia la pampa del Leoncito, una extensión arenosa y plana donde se practica el carrovelismo.
En cuanto a la fauna y flora del parque, no hay nada espectacular. Se supone que está habitado por guanacos y pumas, pero es tan extenso que son casi imposibles de avistar. El motivo real de la existencia del parque es que ésta es una zona privilegiada para la exploración astronómica por la claridad del cielo y la escasez de nubes.
En el camping del parque conocemos a Jan, un alemán que escribe para revistas de astronomía. Con él vamos a la visita nocturna del observatorio Félix Aguilar, el más cercano de los dos al camping. El telescopio usado durante la visita tiene un máximo de 70 aumentos, un poco reducido para apreciar con comodidad algunos de los cuerpos celestes que vamos a ver. De todas maneras, es espectacular. El recorrido estelar empieza por cúmulos de estrellas abiertos y cerrados y alguna de las estrellas más relucientes o famosas del hemisferio sur como Antares, en la constelación del Escorpión, que da nombre a una cerveza argentina. Después, el guía nos indica con su puntero láser algunas de las constelaciones no visibles desde el hemisferio Norte como la Cruz del Sur, Centauro y Escorpión. También podemos ver con toda claridad las dos Nubes de Magallanes, dos galaxias enanas irregulares y, por supuesto, la Vía Láctea, nuestra galaxia. Finalmente observamos la vedette del cielo, Saturno con sus espectaculares anillos.
El tercer día por la mañana visitamos el mismo observatorio. La visita diurna recorre la sala del telescopio mayor del centro y algunas salas con fotografías tomadas con él. Una de las tareas de este centro es la detección de cuerpos que se acercan demasiado a la Tierra. Se consideran peligrosos los asteroides que se acercan a menos de 8 millones de km de nuestro planeta. Un par de datos para los hipocondríacos: el 13 de Abril de 2029, el asteroide Apophis pasará a tan solo 35.000 km. Y el 16 de Marzo de 2880, el asteroide 1950 DA podría chocar con la Tierra. Para ese momento, el asteroide estará viajando a unos 62.000 km/h. Para curiosos en estos temas, aquí podéis leer sobre El extraño caso del asteroide 2002 AA29.
Después de la visita reemprendemos el camino hacia San Juan. Esta ruta recorre el valle de Calingasta donde se pueden ver las únicas zonas de cultivo de toda esta zona. Las casas de los pueblitos que vamos atravesando están hechas de ladrillos de adobe y sus techos construidos por superposición de cañas, paja y barro. Muchas tienen hornos de barro en el exterior que son usados para los asados familiares, en lugar de las parrillas típicas del Sur del país.
En el cuarto día de esta etapa nos alejamos de la cordillera siguiendo el río San Juan. Este valle ya tiene algo más de verdor en los márgenes del río y el pedaleo se hace más entretenido. Por el camino nos encontramos unas construcciones que parecen los restos de una planta extractora o procesadora de algún mineral, pero no sabemos determinarlo. La planta está abandonada, pero se ven depósitos de azufre en las piscinas vacías.
Hace unos años esta carretera llevaba directamente hasta la capital, pero ahora parte de ella queda sumergida por un dique que la abastece. Para llegar a San Juan, ahora hay que dar un rodeo que incluye remontar un collado que supone una subida de más de 1000 metros. Esa noche dormiremos cerca de la cima. Por la mañana, la escarcha sobre la tienda brilla al sol como una capa de diamantes.
En el collado hay un santuario a Nuestra Señora de Lo-Vasquez, protectora de los viajantes. Para conseguir su protección, seguimos las instrucciones y regamos los árboles plantados a su alrededor. Todo está preparado para cumplir con el ritual: los devotos han dejado una cisterna que rellenan de agua de vez en cuando, los arbolitos tienen papel de periódico enterrado en la base del tronco para conservar mejor la humedad… Mientras llevamos a cabo la tarea, pasa un camión. El conductor, además de saludarnos, se santigua. Este gesto ya lo hemos observado en varias ocasiones cuando los conductores pasan por delante de un santuario o iglesia. Los más simpáticos son los motoristas, que deben soltar el acelerador para santiguarse.
Abajo en el valle, una capa de nubes bajas todavía lo cubre. Una larga jornada nos lleva hasta San Juan para reencontrarnos con una gran ciudad y su tráfico. Por fin llegamos al hostal donde nos hospedamos y nos podemos relajar.
En San Juan pasaremos un par de días por problemas técnicos, pero eso ya es parte del siguiente relato.